El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
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La luz de las velas, iluminaba tenuemente la Habitación, Carla aún sostenía el candado plateado, con dos serpientes entrelazadas, con la que había cerrado esa puerta, estaba tan frió como sus manos, un pequeño sudor trataba de recorrer sus frente, pero volvió estar en calma cuando escuchó al Señor DE Martino, Recitar una frase:
-Dominus Bael, magister tenebrarum, permitte me ut cum hac muliere visibiles, secreta tua maxima
Carla se dió la vuelta, el señor De Martino, con voz totalmente lúgubre y susurrante, decía estas palabras mirando fijamente el cuadro que gobernaba sobre toda la habitación, en el atril en forma de Águila, se posaba un enorme libro oscuro y Don Enrique se frotaba las manos, mientras tenía los ojos cerrados, luego puso las palmas directamente en el libro. Algunas velas negras cercanas al cuadro, se apagaron de repente, y Carla no pudo evitar sobresaltarse, pero mantuvo la postura, sabiendo que esa era la clave de su exito.
-Bienvenida.- dijo Enrique.
-Señor- Carla necesitaba estar en calma, aunque la voz saliera algo temblorosa, sentía la enorme necesidad de seguir ahí, delante de ese hombre tan atrayente y misterioso.
-¿Sabes porqué estás aquí verdad?- el señor De Martino tenía la gran capacidad de leer los pensamientos.
-Gerardo me indicó que usted había pedido expresamente que estuviera hoy aqui.- dijo ella.
-¿Qué piensas sobre eso?- preguntó Enrique.
Carla agachó la cabeza, algo avergonzada de la respuesta que quería darle, pero al final esas convicciones la habían llevado hasta ahí.
-No temas responder, de todos modos lo sabré, quiero escucharlo de ti.- Enrique la volteó a ver. Sin duda su porte y su gran personalidad, todo cubierto bajo esa túnica azul, fulgurante, estaban ante ella, Carla no pudo evitar sonrojarse y aunque tenía las ganas de ocultar su mirada, él la invitaba a extasiarse con sus facciones, Enrique de Martino era demasiado atrayente.
-Solo quisiera saber, el porqué de escogerme a mí, usted tiene en Esta Organización, personas exitosas, quienes se alimentan de su gran conocimiento, personas que llevan muchos años aquí, que admiran su sabiduría, y que dicen, según su propia palabra, que saben mucho sobre usted, que conocen sus verdaderos gustos y aficiones, que se sienten confiadas en que Usted los estima y que llegarán muy lejos en esta carrera por ser los mejores, que gozan de su confianza y que hacen creer a los demás que están demasiado cerca a usted. Por qué de entre todas esas personas. ¿Me escogió a mí ?- Carla se sintió avergonzada de su sinceridad, y volvió a agachar la cabeza.
Enrique se alejó del atril del Libro de los Escritos, y se acercó a ella, levantó la cara de la joven, tomándola de la barbilla con delicadeza, Carla pudo visualizar con más detalle, la serpiente de oro que él lleva siempre en la muñeca derecha, los ojos bermellón de la serpiente brillaban entre la oscuridad del recinto, y parecían que se movían con deleite. Los ojos marrones de la muchacha se conectaron con los ojos miel del lider, y por una fracción de segundo, pudo ver que se volvieron negros.
-Esas personas jamás sabrán lo que pienso, ni de todo lo que he adquirido a lo largo del tiempo , podrán decir todo, investigar, elucubrar, e incluso afirmar que pueden gozar de mi estima, pero yo tengo un talento especial para conocer los deseos de los corazones en esta tierra. y El Tuyo en realidad me resulta bastante especial.
-¿Por qué Señor?.
-Porque percibo en ti, esa dualidad entre calma y tempestad. Cuando llegaste a la organización y te vi por primera vez, sentí que habías llegado para ser alguien destacado en esa hermandad.
-Señor de Martino- dijo ella.
-Sabes cuales son nuestros pilares, ¿Verdad?.
Carla recordó con rapidez las frases que el mismo Enrique dijo cuando hizo otra iniciación en presencia de todos.
-Buscar; eso nos da hambre, hambre por conocer más; Ambición, es lo único que nos permite romper los límites que nosotros mismos nos ponemos; Éxito, como el único fin válido, y Libertad, si seguimos los tres primeros pilares, logramos la verdadera libertad -dijo ella con una gran convicción.
Enrique sonrió ligeramente, y en sus ojos brillaba un destello infernal.
-Ahora confío mucho en tu gran cualidad de buscar en los hechos, mensaje subliminales, por lo que sé que me darás la verdadera respuesta, que incluso, esas personas, que osan decir que me conocen bien, no han descifrado hasta ahora. ¿Cual es la verdadera razón de lo que soy y lo que tengo ?
Carla ató cabos rápidamente, o quizás porque sentía que alguien la guiaba hacia la respuesta.
-BAEL- dijo ella con fuerza. Las velas negras que iluminaban el altar cerca a ese retrato se apagaron de pronto, sólo quedaron las velas que iluminaban la entrada, Una ligera brisa llegó al rostro de Carla, que no sentía ahora ninguna vergüenza, más bien, una ola de Seguridad y confianza inexplicable.
Enrique se acercó suavemente a su oído, Carla trataba de acercarse, ya que aún con los stilettos, la altura de aquel hombre enigmático aún era bastante .
-Sabía que eras tú-le dijo en un susurro- Gracias por llegar aquí, me siento a gusto contigo.
-¿Por qué a mi, Señor? -dijo ella también en un susurro.
-Tu dualidad me atrae, sabes contener las emociones, eres un ser fuerte, que maneja la guerra y la paz en una sola alma. Me das lo que necesito y lo que me atrae, Entonces eres la indicada.
Enrique tomó de la mano a Carla y la dirigió hasta el atril del Libro, abrió una de sus páginas , y empezó a frotar de nuevo las manos.
-Domine Bael, tua potentia sustentans capax est, da ei apud te vivendi donum. Illa est mulier quam mihi
destinasti.
En un instante, Enrique tomó el cuello y la nuca de Carla, ella sabía lo que iba a pasar y solo cerró los ojos, Enrique encontró sus labios y los besó, un beso demasiado frío, pero que se iba incrementando con el pasar de los segundos, un discreto baile de los labios y lenguas de ambos, seguido de el aire que apagó por completo todas las velas, Carla solo sintió que alguien entraba a lo largo de todo su cuerpo, una fuerza inmensa y helada, se adueñaba de su cuerpo, pero estar así de cerca de Enrique de Martino valía cualquier sacrificio. Asi entre tinieblas, ella abrió los ojos y vió el destello rojo de los ojos de Bael, pensó que no era tan terrible como decían, pero ese beso fue el mejor de todos, y valía la pena convivir con Bael,, al igual que Enrique de Martino.
-Factum est- dijo Enrique, la miraba con la sensación de estar satisfecho completamente.
En eso tocaron la puerta, rompiendo con toda la energía de lo que había pasado, las velas mágicamente se volvieron a encender, Carla sintió que una pequeña fuerza se movía en su cuello, ante la molestía de haber sido interrumpidos, ella se tocó el cuello, y vio que Enrique hacía exactamente lo mismo.
Enrique cerró el Libro de los Escritos, se acercó a una serie de mobiliario que estaba en la habitación, sacó un cofre de madera muy antiguo y lo abrió, ahí se encontraba una pulsera dorada muy similar a la de él mismo, con dos rubíes rojos por ojos. lo sacó y lo puso en la muñeca de su compañera.
-Con esto sellamos este pacto. BAEL determinó que ambos compartiéramos su poder. - Puso la mano de nuevo en su nuca y la volvió a besar. Carla simplemente ses dejó llevar, ahora sentía la fuerza de miles de años, de sentir que todo era posible y más si Enrique la seguía besando de esa forma. Volvieron a tocar la puerta, Enrique medio enojado se tocó el cuello, porque estaba aguantando una rabieta del señor Bael.
-Señor de Martino, estamos listos- dijo Gerardo desde afuera.
-Vamos mi niña- dijo con algo de ternura, Carla aún seguía maravillada sin poder decir una palabra.- A Gerardo al parecer no le gustará lo que ha pasado aquí, pero él lo decidió así, Tu y Yo, juntos hasta el fin.
Enrique sacó de su bolsillo una pequeña llave plateada, tomó a Carla de la mano y fueron hacia la puerta, abrió el candado plateado y salieron hacia la sala de reuniones principal.
EL Privado de Enrique de Martino será mudo testigo de que Bael permitió esa unió, la fuerza de esa conexión enigmático hizo que Carla Laime y Enrique de Martino sellaran tu pacto, sea oscuro o claro, ambos están destinados a seguir juntos hasta el final, hasta que todo sea tinieblas de nuevo.